martes, 17 de abril de 2012

Me pesan las alas

Caminar junto la esperanza hacia un destino incierto. Optar por el riesgo de adentrarse en un camino diferente al señalado por la razón.

Entonces aparece el miedo. Se presenta en una forma reconocible dentro de mi experiencia pero me intimida como la primera vez que nos encontramos frente a frente. Comienza un diálogo cargado de inercias donde me seduce con sus palabras guiando mi destino hasta un final que se torna oscuro. Intento responder a sus preguntas formuladas mediante afirmaciones que se esbozan detrás de una lengua biperina y solo encuentro silencio.

Quizás sea el momento de enfrentarme a él. Quizás sea el momento de regresar al principio del juego y comenzar el camino prometiendo esta vez no perder de vista el horizonte de mi búsqueda.

Saudade Artiaga 16/04/2012

jueves, 6 de mayo de 2010

Introducción. Provocar un sueño, convocar un lugar

Todo proyecto ha de tener un estudio previo en relación con él. Por ello comenzaré por definir Instalación y continuaré mencionando a algunos artistas relacionados con mi idea.

En el diccionario de la Real Academia española leemos: Instalación es “conjunto de cosas instaladas”. Y si buscamos la definición de instalar encontramos: “poner o colocar algo en su lugar debido”. Ahondando un poco más en la búsqueda de significados encontramos lo siguiente:

Una Instalación de arte es un género de arte contemporáneo el cual tomó una gran importancia a partir de la década de 1970. Las instalaciones incorporan cualquier medio para crear una experiencia visceral o conceptual en un ambiente determinado. Los artistas de instalaciones por lo general utilizan directamente el espacio de las galerías de arte.

Muchos encuentran los orígenes de este movimiento en artistas como Marcel Duchamp y el uso de objetos cotidianos resignificados como obra artística, más que la apreciación de la escultura tradicional que se basa en el trabajo artístico. La intención del artista es primordial en cada instalación debido a su conexión con el arte conceptual de la década de 1960, lo que nuevamente es una separación de la escultura tradicional que tiene su principal interés en la forma.

Puede incluir *cualquier medio, desde materiales naturales hasta los más nuevos medios de comunicación, tales como video, sonido, computadoras e internet, o inclusive energía pura como el plasma.

Algunas instalaciones son sitios específicos de arte; ellas sólo pueden existir en el espacio para el cual son creadas.

Las propuestas revolucionarias y las convulsiones y procesos sociales y geográficos de comienzos del siglo XX mostraban una nueva comprensión del entorno social como experiencia espacio-temporal. Freud había mostrado que los sueños conforman un espacio estructurado que el individuo puede recorrer de acuerdo a una cierta cartografía y reconstruir según complejas estructuras del pensamiento.

El espacio interior y exterior articulaban ahora una nueva concepción de nuestro entorno y de nosotros mismos.

Hacer una instalación es preparar un lugar para que pueda ser utilizado por el usuario de una manera determinada. El espectador será elemento indispensable de la obra. Es él quien acciona su mecanismo y será él quien la dote de significado.

Lo que pretende el artista de instalaciones es vencer la ilusión de las artes visuales y poner a los espectadores ante hechos en lugar de ante artificios.

Por lo cual inferimos que una instalación artística es un conjunto de elementos plásticos colocados en lugares específicos escogidos por el artista. Ahora bien, el elemento espacial no es lo suficientemente específico aquí, y en las artes plásticas es importante saber si los elementos de una instalación pueden estar juntos o separados, por lo que es necesario acudir ahora a algunas definiciones que se han hecho de este genero en el campo artístico.

¿Por qué una instalación?. Busco que el espectador abandone momentáneamente el lugar físico en el que se encuentra y viaje a través de sus recuerdos y deseos. Busco que el individuo que contempla la obra medite sobre su propia experiencia, sobre su propia ausencia.

En el texto "Territorios artísticos para oír y ver", el curador y artista sonoro José Iges cita una definición de instalación de la artista española Concha Jerez: "La instalación surge como una expansión de la tridimensionalidad, con la notable diferencia respecto de la escultura de que los ejes respecto a los cuales se organiza la materia no son ya exclusivamente internos a la obra sino también exteriores a ella, pues uno esta vinculado al espacio mientras el otro coincide con el meramente constructivo de los elementos que conforman la instalación". Más adelante en el texto, Iges considera que "…una obra es instalación si dialoga con el espacio que la circunda, y que "…la instalación in situ es

la instalación per se, aunque existen instalaciones que se pueden adaptar a distintos espacios" (Iges 1999).[1]

En las instalaciones el sonido contribuye a delimitar activamente un lugar reabsorbiendo la oposición dualista entre tiempo y espacio. Una de las principales propiedades del sonido es la de esculpir el espacio (Bosseur, 1998).

El compositor norteamericano John Cage hace un análisis de la importancia del sonido en el acto de atravesar el espacio, es decir, de la vivencia de este a partir del transcurso que puede existir entre un sonido y otro. El artista viene a decir que tenemos una tendencia por olvidar el espacio que hay entre las cosas. Nos movemos a través de él para establecer nuestras relaciones y conexiones, creyendo que podemos pasar instantáneamente de un sonido al próximo, de un pensamiento al próximo. En realidad, nos caemos y ni siquiera nos damos cuenta. Nosotros vivimos, pero vivir significa cruzar a través del mundo de las relaciones o representaciones. Sin embargo, nunca nos vemos en el acto de cruzar ese mundo, y nunca hacemos otra cosa que eso. (Cage J & Charles D 1981).



[1] ROCHA ITURBIDE, Manuel. La instalación sonora. Texto recogido en Arte sonoro. Editor José Antonio Sarmiento.

Presentación

Es quizás el momento de volver a empezar. Es quizás el momento de volver a volar, surcar el cielo y el mar, dejar de mirar atrás. Disfrutar del tiempo y el espacio establecidos y convertirlos en tuyos. El momento de volver a soñar, de dejar de gritar. Es quizás el momento de transformar el lamento del viento en canto, de terminar aquel vuelo inacabado. Transformar la puesta en escena en realidad.

Introducción

Paseando por el puerto de Villagarcía, estando la marea alta, no se apreciaba nada oculto bajo las aguas pero hora y media más tarde comenzó a surgir una figura. Me detuve y observé cómo a medida que bajaba la marea esa figura empezaba a desvestirse de aguas y a mostrar su verdadero rostro. Era una barca.

Me preguntaba el porqué había tantas embarcaciones aparentemente hundidas, abandonadas, olvidadas, quietas, exánimes… en el puerto y pregunté a un marinero que pasaba por allí. Éste me dijo que no estaban abandonadas sino que debían ser sumergidas bajo el mar si en los meses próximos querían surcar las aguas. Al hundirlas durante algún tiempo, la madera hincha y sella todas las fisuras que pueda tener el casco. Posteriormente se dejan secar al aire libre y una vez secadas por completo se pintan. Ya están listas para volver al mar…

Al llegar a casa comencé a bocetear sobre lo que había visto y me vino un título a la cabeza: “Ausencias”.

Con la imagen resultante de los bocetos debía plasmar el sentimiento de la ausencia viendo la ausencia desde una perspectiva ambigua. Sin tratar de interponer una frontera entre el espectador y la imagen, ni tampoco imponer significados. Hablar del sentimiento implícito de ausencia en el individuo que es y está.

Creé una imagen fotográfica con la intención de evolucionarla hasta la instalación multimedia.

The crossing

Para hablar de los efectos que producen sobre el espectador la combinación de elementos audiovisuales he escogido una obra de Bill Viola conocida como “The Crossing.” En medio de una sala oscura hay dos pantallas de grandes proporciones. Dos videoproyectores montados en el centro proyectan imágenes sobre las pantallas situadas una en cada extremo de la sala. Cada una de las dos secuencias de imágenes muestra una única acción en la que está implicada una figura humana, y que culmina en su aniquilación violenta mediante las fuerzas naturales de carácter opuesto que son el fuego y el agua. Estas fuerzas no solo aparecen aquí en sus aspectos destructivos, sino que manifiestan también sus capacidades catárticas, purificadoras, transformadoras y regenerativas. De esta forma, la autoaniquilación se convierte en un medio necesario para alcanzar la trascendencia y la liberación.


Además de las imágenes, habrá un sonido ensordecedor que llenará la sala. El sonido y la imagen de fuego se mezclan e interactúan con el sonido y la imagen de agua.


Cuando entré en esa sala me situé en su centro dejando la instalación de agua a mi derecha y la de fuego a mi izquierda, cerré los ojos y el sonido comenzó a florecer según empezaba la videoproyección. Cada vez más fuerte y atronador, el sonido se mezclaba, abrí los ojos y mi ángulo de visión podía captar las dos imágenes en el momento de eclosión. Fue espectacular


Hablamos de la autoaniquilación del propio ser, lo cual es un acto violento y brusco. El sonido acompaña a las imágenes. Sin él, la instalación carecería de fuerza. El deseo del artista era mostrar la violencia de los dos elementos de los que habla y para ello se apoya en un ensordecedor sonido.


En mi proyecto utilizo el audio como acompañante de las imágenes al igual que hace Bill Viola en esta videoinstalación.


El espectador llegará a sentir el viento nordeste a pesar de los kilómetros que lo separan de “aquel lugar” de ensueño.


Five Angels

Con five angels, la mayoría de las personas escuchan el sonido de los Ángeles antes de verlos. Los sonidos del espacio subacuático llenan la sala con un zumbido continuo, sumergiendo al observador en un paisaje sonoro, una imagen eterna sin historia, sin principio, sin final. El sonido se convierte literalmente en la presencia invisible de la sala. Una vez que la gente se relaja y deja de intentar cazar las imágenes, el paisaje submarino vacío se abre ante ellos. Algunas personas ven ciudades de noche, otras ven las estrellas y las nebulosas, otras ven el borde de un océano vasto en la niebla, o el sol poniente desde la costa. Algunos ven tan solo las olas ondulantes. Puede que tú hayas visto otras cosas. En este punto la imagen se convierte en una experiencia creativa, subjetiva, y la verdad es que no sé donde terminan mis imágenes y empiezan las del observador.

The messenger


Es una obra creada en 1996, encargada por la Catedral de Durham para su proyección en la puerta trasera de la iglesia. El vídeo consiste en un hombre joven que se va hundiendo por el aumento de la superficie de un estanque de agua, jadeando y, a continuación, sumergiéndose de nuevo, en un proceso repetido de cuatro veces. El trabajo del ritmo lento y repetitivo permite al espectador observar los detalles: la forma en que las burbujas crean halos para ocultar la cabeza del hombre; el juego del agua en el cuerpo como superficie, que recuerda de corrientes eléctricas y, el más extraño de todos, la forma en que no parpadea cuando finalmente abre los ojos.