jueves, 6 de mayo de 2010

Dan Graham









Dan Graham, gracias a una deconstrucción de la fenomenología de la mirada, manipula la percepción mediante desajustes temporales, proyecciones, circuitos cerrados de vídeo y espejos, en el cual implica activamente al espectador, que se introduce en la obra como un elemento vital de su realización

Dan Graham explora diversos territorios combinando distintos parámetros relacionados con el mundo real y el ámbito del arte (en la línea de Vito Acconci, Gordon Matta Clark, Bruce Nauman, Steve Reich y Robert Smithson). Alejándose de la finalidad primordial de los soportes, plantea una nueva manera de afrontar la actividad artística. Durante la década de los setenta, la investigación de distintos criterios para modificar la percepción le lleva a centrar su atención en el vídeo. Graham utiliza el sistema de circuito cerrado, implicando activamente al espectador, e introduciéndole en la obra como elemento vital para su realización.

Sus construcciones arquitectónicas plagadas de espejos, vidrios y superficies reflejantes, construyen discursos sobre la participación del espectador en la obra, y sobre la propia identidad del sujeto. Los monitores y las videocámaras que utiliza para poner en situación al espectador provocan fuertes sacudidas espacio-temporales doblemente asombrosas, por la coherencia y la sencillez de la distribución de los aparatos empleados.

La percepción individual y colectiva del arte, lo público y lo privado, el espectador y el artista, la objetividad y la subjetividad… Partiendo de estos opuestos analicé el sentimiento que toda persona ha llegado a sentir pero que a su vez resulta sentimiento personal. Hablo de la ausencia. El espectador forma parte de la obra. Su reflejo psicológico es complemento esencial y hará que medite sobre “aquel lugar”, que sacie su propia nostalgia, que inicie, la búsqueda, que sueñe y que reencuentre aquello que inició su inquietud.

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